La siniestra historia del cura violador asesinado con un crucifijo

Después del crimen del sacerdote Roger Matassoli a manos de un joven 19 años, Alexandre V., del que había abusado sexualmente cuando era niño y quien le clavó un crucifijo en la garganta que lo mató por asfixia, estallaron los rumores sobre abusos sexuales a otros menores.

Colette, la hermana de una de estas víctimas, denunció la inacción de los organismos para detener al depravado.

Según manifestó la mujer al portal Franceinfo, las acusaciones sobre casos de pedofilia por parte del padre Matassoli eran muy frecuentes en la década de los 80 llegando incluso a rumorearse que “fue transferido en 1967 a Saint-André porque tocó a niños en su otra parroquia en Clermont”. Fue entonces cuando se decidió a preguntarle a sus hermanos, PaulJacques, si habían sido víctimas.

“Paul me dijo que se había duchado desnudo en la casa del religioso, y que Matassoli también estaba desnudo“, subrayó la denunciante y agregó que “Jacques, era un niño muy reservado y me dijo que el sacerdote le había echado el ojo“.

La mujer también relató que el cura solía acudir a su casa a comer y que “al final de la comida, siempre tomaba a un niño en sus rodillas y a menudo era Jacques. Mi hermano me confesó en ese momento que el sacerdote le tocaba los genitales“.

Además, aseguró que Jacques, durante un campamento, le contó a uno de sus compañeros que el padre Matassoli abusaba de él, pero éste no le creyó. “Jamás volvió a atreverse a hablar”, sostuvo apesumbrada.

Colette denunció que el religioso estaba siendo protegido por el silencio de personas importantes, ya que cuando su familia se enteró de lo que estaba ocurriendo, decidieron presentar cargos contra el sacerdote y enviaron una carta al obispado de Beauvais que se perdió.

“Mi hermana fue a ver a un concejal, y él le contestó: ‘No hables de ello, de lo contrario no tendremos un cura en la comuna”, explicó.

Según el obispo Jacques Benoit-Gonnin, nombrado en 2010, durante el periodo en el que fue enviada la carta se produjo un cambio de obispos, por lo que se traspapeló. Cuando Benoit-Gonnin descubrió que había más quejas al respecto, decidió abrir en 2018 una investigación, que también comenzó en Roma, pero la muerte del sacerdote y la prescripción de los hechos hicieron que esta quedara en nada.

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