Agricultores Desesperados: Les dicen que deben agua y la sequía amenazandolos.

La Verdad nos hará libres….
Delicias, Chih.- A los usuarios de agua de los Distritos de Riego de la Cuenca del Conchos, solo les queda las esperanzas? Se sienten casi perdidos y abandonados en un mar de arena. Un año sin lluvias, como en este verano del 2020, con una situación de riesgo por una sequía real, les prende esa alarma, que los hace ponerse, en modo de luchar; cuando sienten que sus posibilidades de supervivencia, se les reduce, por una extrema escases de agua y la terrible sequía. Y se oponen, luchan contra la desicion de Conagua, que ordena abrir las compuertas, pues con ello sienten, que se les va la vida. Es cuestión de su supervivencia.
DON CHON.- Conociendo a Uno solo de los usuarios de distritos de riego, de la cuenca del Rio Conchos y San Pedro, es posible conocer el sentido y visión de vida, de toda esa colectividad. Acerquemonos a esos hombres y familias campesinas, a traves de uno de ellos.
SOLO LAS NUBES NOS SALVARA. – Comentó Don Chano, que en este verano, al levantarse al amanecer, lo hace diciendo para sus adentros – ya quiero ver en el horizonte, lo que tanto deseo; esas nubes, no remendonas, repletas de vapores destilados, en el alambique del ancho cielo, para que al bajar, esas nubes salvadoras, con sus lagrimas, nos vuelvan hacer milagros ahora, como lo hacen de vez en vez; para que escapemos, por un rato, de esa prisión maldita de la incertidumbre y podamos volver a tener fe. Y con sus ojos escondidos entre arrugas como surcos, que le ha marcado la vida, los abria bien a bien, como sólo el asombro lo hace posible. El agregaba – que ahora está desesperado, de tanta esperar por las lluvias, sueña con nubes prietas, hinchadas de humedad, para renovarle las ganas de vivir.
AQUEL 26 DE JULIO – Ese día, cuenta Don Chano, – Muy de madrugada afine mis viejos oidos y escuche el vaivén de los camiones; serán acaso de policías, soldados y guardias, o todos juntos? Hay Carajo – Para acabarla de amolar ahora se nos vino esto; esa situación que nunca quisiera ni pensarla, ya estaba pasando. Y sigue contando como para si. – es lo que no quiero, eso que nos dejaría sin esperanzas pal ciclo nuevo; la entrega de nuestras aguas para pagar quien sabe que deuda, que no comprendo -.
SOLO INCERTIDUMBRES EN LOS VIENTOS.- Hoy, parece que vienen sólo vientos, que siembran más incertidumbres, que derrotan la mucha fe que pueda tener uno – se dijo el Don. Y resoplando pensó – pero las espero ahorita, a ustedes, negritas benditas, no se hagan las desentendidas, bajen desde este alto cielo de Rosales, como aquellas que soñe hace días, que me hablaban con estrenduosos relámpagos. Ustedes, navegantes prodigiosas, saben hacerlo para venir con su humedad, a sembrar la vida
SOLO QUEDA PEDIRLE AL CIELO. – Don Chon dijo. Y no paraba de implorar. – Yo solo les pedía a las nubes negras, muy enegrecidas. Deseo que del alto cielo vengan acompañadas; solitas no las quiero. Quédense quietesitas, todas, toditas, inflamando el horizonte, regalenos sin egoísmos, alejadas de la codicia; esa agua de mar salada, endulzandola en los cielos, con sus suspiros queridos. – Ustedes, nubes negras, dense una vueltesita nomas, por estas tierras; hoy, en este dia, después de haberse formada en el mar. Sí pudieron sortear las montañas, ahora descargense acá, cómo solo puede hacerlo el amor y el sexo.
QUERIENDO LA TIERRA Y CIELO.- Nubes negras como las quiero, decía el Don – Cuándo retornan en esta estación, para descolgarse sin limites, haciendo la vida toda. Cuándo vienen? Ya no queremos sufrir más, de solo acordarme de tanta sequedad, de aquellos años antiguos, donde por costumbre tanto se alejaron, con su rotundo no. Dejándonos con esta interminable desesperación, por la vuelta de la sequía que niega el cielo del amor social.
Así lo dijo el Don – Cuando seguía recordando aquellos vientos que confirmaban la orden de desaguar, las presas las Virgenes y la Boquilla. Aquellas.
ESA DESESPERACIÓN, TODOS LA SIENTEN. – En  ese día 26 de julio, todos los campesinos del quinto distrito, sentirían como el Don; esa desesperación, hija infernal de la incertidumbre, al comprobar que todo camino a las cuerpos de agua de las dos presas, estaban cerrados y que el agua ya se derramaba, en cantidades que como hemorragia se diluían, en esas las venas que son de esa tierra: los ríos San Pedro y Conchos.
ESE SÍNDROME; EL DEL NÁUFRAGO. –  También entre las dunas y tierra calcinadas del semidesierto se puede naufragar.
El campesino es un naufrago, porque se enfrenta
cada año, a ese mundo donde reina las incertidumbres, que se hacen presentes con las sequías, tan propias de los elementos climáticos, que llegan puntualmente un año si y otro también. Sequías tan recurrentes y amenazantes, en estas tierras semi desérticas, que da esa sensación de cercanía con la muerte y obliga a  luchar en estado de stres perpetuo, aferrandose a sus vidas. La situación de naufragio, que vive el Don y todos los campesinos de chihuahua, son casos que solo viven los hombres y familias, que estan ubicados en el paralelo de las zonas más desérticas y secas del mundo.

Por adolfo carrillo aguirre
Parte segunda de la zaga: “Agricultores Desesperados: Les dicen que deben agua y la sequía amenazandolos”

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