El trueque sexual, la nueva prostitución en las redes sociales
La prostitución ha sido considerada como el oficio más antiguo del mundo, en el cual se desempeñan personas de ciertos sectores de la sociedad, sin embargo, los avances tecnológicos y la búsqueda de satisfacer necesidades básicas o algunas no tanto, han orillado a regresar a “los básicos”.
Actualmente existen diversas formas de obtener intercambios, algunos considerados ilegales, un ejemplo de ello es el narcotráfico, que desde hace menos de una década comenzó a usar tarjetas de regalo de tiendas como Walmart o Best Buy para lavar dinero.
La Deep Web vende artículos robados, tarjetas de crédito y hasta asesinos a sueldo ofrecen sus servicios a cambio de bitcoins, una criptomoneda, que si bien no tiene un precio estipulado, ni regulado por ningún ente gubernamental, puede llegar a valer millones o desaparecer.
Pero actualmente, hay otra actividad que comienza a tomar fuerza en las redes sociales, el trueque, la antigua acción de intercambiar objetos o servicios por otros objetos o servicios.
El trueque sexual
Mariana, una chica de 26 años que ha amueblado su departamento con artículos que ha conseguido a cambio de sexo, desde la cama, hasta el WIFI, no es una prostituta. No tiene sexo a cambio de dinero, su trabajo no es nocturno en una esquina de alguna calle de la Ciudad. Aun así, intercambió media hora de sexo a cambio de internet.
Y es que en su trabajo actual no gana lo suficiente para tener las cosas que quiere: una mesa de mármol, botellas de whisky, una lavadora o el servicio básico número uno de nuestra generación: internet.
“No me considero prostituta, yo no cobro, a mí me regalan cosas por acostarme con quien yo elija”, me escribió escuetamente Mariana. Además me contó que hace un par de meses encontró a un joven que ofrecía “claves wifi y wpa a cambio de sexo”.
Craigslist México es probablemente el lugar menos salvaje en el sentido estricto del intercambio, es un sitio en el que se encuentran anuncios desde bienes raíces hasta búsqueda de parejas.
Según la búsqueda realizada por el reportero de VICE pudo encontrar a una mujer dispuesta a intercambiar sexo por una buena plática sobre literatura. “Alguien con espíritu solitario que no menosprecie a otros”. La mujer se describe como “una escritora luchando por darse a conocer”. Su anuncio, a pesar de que no es explícito en el intercambio de sexo por una buena charla literaria y lo deja saber entre líneas, se encuentra en el apartado de “personales”, bajo la pestaña de “Mujer buscando a hombre” y la otra pestaña de “relaciones esporádicas”.
En Craigslist, por otro lado, la prostitución está ahí, con fotos, números de Whatsapp, precio por hora y lugar de encuentro.
La segunda red en importancia de trueque es ofrezcoacambio.com, que a pesar de que la mayoría de sus miembros son de España, hay algunos anuncios desde México.
Sin embargo el lugar más directo para intercambiar sexo por artículos o servicios es Facebook. Un grupo cerrado creado apenas hace un par de años bajo el nombre “DF Trueque x sexo” mantiene hasta hoy 118 miembros, incluyendo a Mariana y a Pancho.
El grupo, administrado por un regiomontano de nombre Alan, se especializa en el intercambio de sexo por objetos o servicios para mayores de edad.
Vulnerabilidad
Mientras el trueque por sexo puede sonar divertido en una plática de sobremesa, en la realidad tiene su lado pesimista: la mayoría de las personas que practican el sexo recompensado están en una situación de vulnerabilidad.
Mientras Mariana puede cambiar una contraseña de internet por media hora de sexo, hay mujeres en situación de extrema pobreza que lo hacen por servicios básicos, alimentos o drogas.
Los autores del estudio encontraron además otro factor de vulnerabilidad que han llevado a hombres y mujeres a intercambiar sexo por artículos o servicios: la estigmatización social.
“En el contexto cultural de México es bastante complicado para las jóvenes reconocer que tuvieron relaciones sexuales fuera de este marco normativo, y menos aún reconocer incluso ante sí mismas tener sexo por interés, ya que corren el riesgo de ser estigmatizadas socialmente como unas interesadas, o unas rameras, palabras usadas por algunos jóvenes de los grupos focales”, escribe.
La línea entre el sexo recompensado como un acto no coercitivo y lo contrario es delgada. Para la mayoría de los académicos que estudian el sexo de transacción o recompensado, esta actividad está asociada a la relación entre la pobreza y el consumismo occidental. Además, las diferencias económicas entre hombres y mujeres ha sido uno de los factores comunes que han encontrado los académicos en todo el mundo.